Para Silvia Castelao, psicóloga que dictó el curso “Abordaje pericial psicológico de la víctima de violencia de género” invitada por la Fiscalía General, los poderes judiciales deben brindar respuestas multidisciplinarias para hacer frente a un flagelo que define como “alarmante”. Advierte un “problema cultural” derivado de una sociedad con “impronta machista y patriarcal” y pide estar atentos a las falsas denuncias y a la victimización del agresor.
La licenciada Silvia Castelao es Perito Psicóloga de la Justicia Nacional en el Departamento de Psicología del Cuerpo Médico Forense y asesora docente y pedagógica de psicologosforenses.com. Además es profesora titular de la asignatura Psicología Forense en la Universidad de Palermo. Y el pasado fin de semana estuvo en Corrientes para dictar la última actividad del año que programaron el Programa Nacional de Criminalística del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación y la Fiscalía General del Poder Judicial de la Provincia de Corrientes: el curso “Abordaje pericial psicológico de la víctima de violencia de género”.
El curso se dictó el viernes en jornada intensiva y el sábado en media jornada y superó los 100 asistentes, con profesionales del Chaco y Paraguay, entre ellos, y con una activa participación del Cuerpo de Psicología Forense del Poder Judicial, al que el Fiscal General, doctor César Sotelo, invitó especialmente, además de funcionarios y empleados del Ministerio Público.
Esta es la charla que la licenciada Castelao mantuvo con la Oficina de Relaciones Institucionales y Prensa del Ministerio Público al culminar la capacitación:
Si bien el que decide es el juez, ¿qué peso tiene el peritaje psicológico en una causa de violencia de género?
-Silvia Castelao (SC): Perfecto, el que decide es el juez, porque el perito psicólogo tiene una tarea de producir un medio de prueba que junto con otros medios de pruebas van a auxiliar al juez para poder dictar sentencia en el caso en particular. Ahora bien, en estas temáticas, que en general ocurren en el ámbito doméstico, de la familia, un ámbito íntimo donde muchas veces no hay testigos y donde prácticamente puede no haber pruebas desde el punto de vista físico, la pericia psicológica, es decir la posible constatación de secuelas psicotraumáticas asociadas a algunos de los tipos de forma de violencia, que pueden ser evaluadas a partir del peritaje psicológico e informadas al juez, se erige como un medio de prueba privilegiada diría yo. El que decide es el juez, nunca el juez tiene que hacer recaer su decisión como magistrado en un auxiliar, pero en estos casos es de una responsabilidad superior la pericia psicológica por el tipo de problemática que estamos investigando. Ocurre en la intimidad, en un ámbito afectivo, muchas veces en un ámbito de dependencia que puede tener la denunciante en relación con el imputado, razón por la cual la pericia, de la que puede apartarse el juez a la hora de dictar sentencia porque no es vinculante, cobra una importancia fundamental.
-Decía usted que la violencia de género es un problema cultural y social, hasta comunitario. ¿Cuán suficiente pueden ser las respuestas que dan los poderes judiciales ante el problema tomando en cuenta que calificó las cifras de femicidio en la Argentina como alarmantes?
-SC: El poder judicial puede dar una respuesta suficiente para el particular afectado, porque puede con su sentencia pacificar algo que del orden de los derechos que se han vulnerado en una mujer que es víctima de violencia de género, asimismo puede el ámbito judicial, mediante la pericia, indicar los tratamientos psicoterapéuticos, que pueden ser individuales o grupales, al afectado pero también al posible ofensor, al imputado. Decimos que es un problema que tiene que ver con nuestra sociedad, que tradicionalmente tiene una impronta machista, patriarcal, sexista. La mujer ha ocupado y ocupa un rol subalterno, subordinado, sumiso, esto no se va a solucionar solamente con una intervención judicial, tampoco terapéutica. Desde ámbitos, por ejemplo, social, educativo, de trabajadores sociales, en el territorio, tomar conciencia de esta problemática, va a poder a hacer que se cambien patrones de estereotipos de género y de algunas conductas que son toleradas, incluso hoy día, y que generan violencia de género.
-A esto se refería cuando dijo que lo punitivo no es suficiente…
-SC: Exactamente, lo punitivo nunca es suficiente. Cuando viene el poder judicial y la última razón es el poder el punitivo del Estado, la sanción, si bien puede crear algún tipo de modificación subjetiva, solamente no arregla nada. De hecho está descripta la victimización del ofensor como victimización terciaria, tampoco es recomendable, no es deseable, nadie del poder judicial ni del área de la salud mental puede desear que el imputado, una vez que se le dicte una condena por el delito, sea dañado, sea violado, sea pegado en el ámbito carcelario. Todo lo contrario, esta persona ha cometido un delito, el Estado dispone de esta persona, le ha dictado una pena privativa de la libertad y tiene que recibir tratamiento, orientación, si tiene un problema de adicción recibir el tratamiento específico, razón por la cual desde diferentes ámbitos tenemos que colaborar en erradicar este gran problema de la violencia de género.
-Precisamente, le dijo al auditorio que la sanción del Estado es de hecho y no de autor. ¿Una persona que comete un hecho de violencia de género puede rehabilitarse, si es ése el término que cabe?
-SC: Sí, yo considero que depende de los casos, depende de los tratamientos, del seguimiento que pueda hacer el Estado de esos tratamientos, no dejarlos librados a la propia voluntad, porque como estas personas no tienen conciencia de su enfermedad y muchas veces y muchas veces utilizan este mecanismo de proyección de poner en el afuera la responsabilidad, es ella la que me pone nervioso, es la sociedad, es mi madre, éste es el culpable y no yo, es el Estado el que tiene que hacer un seguimiento para que los tratamientos sean efectivos y considero que una persona puede rehabilitarse. De hecho hay programas en España, algunos que se están instrumentando en nuestro país, respecto de poder tomar conciencia de las emociones disruptivas en el aparato psíquico, la ira, la impotencia, la afectación a la propia virilidad, los mandatos de la impronta machista que también afectan a los hombres, cómo esas emociones pueden traducirse en un diálogo en un ámbito simbólico y no directamente actuarse directamente en el golpe y la agresión.
-Introdujo un tema polémico, al decir que hay que permitirse dudar de la credibilidad de la denuncia de violencia de género. ¿Una falsa denuncia es una excepción o se dan muchos casos?
-SC: Lamentablemente tenemos varios casos en donde no se llega a objetivar que haya existido una circunstancia de violencia de género hacia las mujeres, o existe una exacerbación, o existe un uso inadecuado de la denuncia. Esto no tiene que llevarnos a desconfiar de todas las denuncias que hagan las mujeres, de ninguna manera, pero sí tiene que agudizar la intervención judicial y de los peritos, a los fines de que no por una falsa denuncia se llegue a una conclusión de que esta mujer, como vivimos en una sociedad machista, patriarcal, de dominación, todas las desavenencias de la historia de la humanidad se le plasmen a esta persona imputada. También tenemos que estar muy atentos de que las mujeres no tengamos un nuevo uso y abuso de utilizar la violencia contra la mujer, que es un problema gravísimo, con fines espurios que algunas personas pueden tener. Pero la recepción de la denuncia siempre hay que hacerla, de hecho nuestro país está adscribiendo a convenios internacionales para prevenir, erradicar, sancionar la violencia de todas las maneras, evitar la discriminación, esto ya son parámetros internacionales. Siempre que hay que tomar la denuncia. Ahora bien: no todo lo que dice la denunciante es compatible con hechos que realmente ocurrieron. El Estado no debe perder, mediante uno de sus poderes, que es el poder judicial, su deber de investigar, su deber de hacer un debido proceso, su deber de presunción de inocencia y llegar por todos los medios posibles, inclusive la pericia psicológica, a la mejor reconstrucción histórica de esos hechos que se están investigando.
El procurador general de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires presentó en esta ciudad su libro “Reflexiones en el Nuevo Mundo” y dialogó con la Oficina de Prensa del Ministerio Público. Por qué el nuevo paradigma procesal es clave para restaurar la confianza en las instituciones y la profundización de la atención a la víctima como factor de fortalecimiento de ese sistema.
Mercedes ratificó el interés de las distintas comunidades sobre esta problemática. La principal oradora de la actividad, doctora Ana Inés Alvira, destacó la llegada del Ministerio Público para mostrar a la comunidad vea que “somos gente de carne y hueso que trabaja para ellos y a la que pueden recurrir para prevenir o sancionar este delito”
Fue la segunda parada de esta capacitación destinada a las fuerzas vivas de cada ciudad y concitó mucho interés. “Si sabemos de un caso de abuso sexual infantil, denunciémoslo. No permitamos que el silencio nos vuelva cómplices”, alertó la Asesora de Menores e Incapaces n.° 5 de Capital.