El especialista en gestión judicial se refirió a la importancia de la comunicación en los procesos de cambio que se intentan generar en una organización. Señaló que el diálogo permite involucrar a todo el personal en los objetivos de la institución: “No todo pasa por el mando y la obediencia, el trabajo hay que hacerlo convencidos de que es para bien”.
Palma aclaró que la comunicación orientada a producir cambios en la gestión judicial debe basarse en el reconocimiento de objetivos laborales comunes, de los límites del rol de cada trabajador, y del trabajo en equipo. En esto, el diálogo tiene un papel fundamental puesto que permite avanzar a partir del consenso: “Es el vehículo por excelencia para lograr esos cambios” dijo.
Manifestó además que la comunicación permite determinar las metas prioritarias de la institución, la labor que cada uno debe llevar adelante, los motivos que fundamentan esa tarea y el modo de encararla. “En la práctica esto muchas veces se pierde. El diálogo recupera la esencia de por que cumplimos una cierta función”, expresó.
El disertante reconoció los problemas comunes que aquejan a casi la totalidad de los gobiernos judiciales: métodos anticuados de trabajo, procesos lentos y burocráticos, escaso procesamiento y uso de la información, falta de políticas de capacitación, ausencia de régimen de incentivos y delegación informal. En ese marco, volvió sobre la idea de que la comunicación ofrece soluciones a esas múltiples dificultades.
En relación a la falta de motivación del personal, expresó que se trata de un hecho que es experimentado en numerosos contextos ya que no hay incentivos por productividad o en función de otro tipo de reconocimientos. “Frente a esa situación lo que hay intentar es encarar las cosas de la mejor manera posible por todos sabiendo cuales son los perfiles del personal, que le gusta hacer para tratar de asignarle esas tareas, organizar capacitaciones para compartir conocimientos, lo cual permite al personal hacer de todo”.
Palma recomendó además la realización de reuniones periódicas, que ofrecen la ventaja de conocer el estado de otras dependencias judiciales, mejorar los vínculos interdepartamentales y las relaciones personales. “Los encuentros fuera del lugar de trabajo no apuntan a que todos seamos amigos, sino ver a los demás desde una óptica más humana”.
Se refirió también a la importancia del uso correcto de la tecnología, una herramienta que ayuda –y mucho- a los cambios en los modos de trabajo. “El 70 por ciento del tiempo laboral es consumido en tareas repetitivas…escribir lo mismo, realizar actos mecánicos, todo ello va en detrimento del tiempo que necesitamos para resolver casos que tienen sus particularidades. La tecnología reduce esas tareas de manera que podamos dar un tratamiento individual al caso que realmente lo merece”.
Entre las experiencias más relevantes citadas como ejemplo de cambios mencionó la de un Juzgado de Cobros y Apremios de la provincia de Catamarca, que redujo de
Palma afirmó que si el ejemplo era tomado desde el punto de vista que afectaba a un solo Juzgado, la experiencia era pequeña; pero desde lo que implicaba a nivel organizacional del trabajo era grande. “Es un trabajo valioso, y lo han hecho personas como Usted o yo. Ahora bien, es necesario que estas suertes de excepciones se sistematicen, que las Cortes provinciales puedan planificar metas a largo plazo, logrando que participe toda la organización participe y no solo quienes han decidido hacerlo”.
El especialista dictó días atrás el primer módulo de “Liderazgo y Trabajo en Equipo”, curso organizado por el Colegio de Magistrados del Poder Judicial y