El perro de la hija de la mujer murió calcinado y los daños materiales fueron totales. El doctor César Sotelo fundó su objeción a la pena en suspenso al contextualizar el caso en una cuestión de género, la calidad de víctima también de la niña dueña del perro y los fuertes indicios de que el imputado cometió no solo el delito de incendio doloso sino también el de crueldad animal.